"Tratos con la Muerte" - Primera Parte

>> martes, 25 de agosto de 2009


Cahetel caminaba sigilosamente por el parque. Una pareja caminaba frente a él con las manos entrelazadas. La pareja se detuvo, aun tomados de la mano y se miraron a los ojos. Cahetel aprovecho el momento, alzo su arco apuntando al pecho del chico y disparó.

En cuanto la flecha alcanzo el pecho del chico se desvaneció en una nube negra. Después de un momento el chico cayó de rodillas y su acompañante comenzó a gritar en busca de ayuda. Cahetel se giro y camino en dirección contraria a la escena.

Atravesó el parque caminando a zancadas. Estaba molesto, era injusto que las personas jóvenes murieran, y era aun más injusto que sucediera cuando su vida estaba tan llena de amor como la del chico que acaba de matar. Pero no tenía otra opción, ese era su trabajo como ángel de la muerte.

Un dolor le recorrió la palma de la mano derecha y la alzo a tiempo de ver como el nombre del chico que acaba de matar desaparecía y aparecía otro nombre.

Aranza Whitlock

El corazón se le aceleró. Era ella. La chica que amaba en secreto. Cerró su mano con fuerza hasta que sus nudillos estuvieron blancos. No iba a matarla. Prefería morir primero.

-Cahetel- dijo una voz tras de él. Al girarse vio que se trataba de Yetahel, otro ángel como él. Caminaba con aire despreocupado, con su cabello rubio alborotado y su arco a su espalda. Sus alas negras brillaban tenuemente bajo la luz de la luna.

-¿Estas siguiéndome?- pregunto Cahetel alzando una ceja.

-No- respondió Yetahel cruzando sus brazos sobre su pecho. – ¿Ya terminaste por hoy?- preguntó.

Cahetel sintió como la palma de su mano ardía. –Sí, ya he terminado- mintió.

-¡Excelente!- dijo Yetahel. –Escuche que Melhael haría una reunión, ¿Quieres venir?

-Lo siento, debo hacer algo- Cahetel le dio la espalda, desplego sus alas, tomo impulso y se elevo por el aire.


Aterrizo en el patio trasero de la casa de Aranza. La luz de su habitación estaba encendida. Se elevo y aterrizo suavemente en el pequeño balcón. Aranza estaba sentada en su mecedora, leyendo un libro que Cahetel no pudo reconocer. La chica solo tenía dieciocho años, igual que él. Tenía el cabello negro ondulado y ojos almendrados.

Mientras la contemplaba vio su propio reflejo en la ventana, su cabello castaño y sus ojos negros como sus alas.

Aranza alzo la vista hacia él, distrayendo su atención de su reflejo. Cahetel se quedo congelado, sabía que no podía verlo, pero ella veía la ventana como si supiera que había alguien ahí. Su mano comenzó arder de nuevo y la cerró en un puño conteniendo el dolor.

Cahetel alzo el vuelo.

Mientras volaba recordaba el primer día que la vio. Hace un año mientras acechaba a su padre para matarlo. Recordó haberla visto llorar por su muerte durante mucho tiempo y después la vio resignarse. Desde entonces Aranza vivía sola con su madre, y desde entonces Cahetel la amaba. Le había sorprendido lo fuerte que era. En toda su vida siempre había visto como las familias de las personas que morían caían en fuertes depresiones, y algunos no se recuperaban. Aranza era de las pocas personas que había visto que salió adelante. Apoyando a su madre para que no se sintiera sola.

Hacia un mes Cahetel había dejado de visitarla. Había aceptado que jamás lo amaría y había dejado que siguiera su camino. Y ahora, sus caminos volvían a cruzarse para matarla.

Cuando aterrizo de nuevo, lo hizo sobre el techo de un gran edificio. La luna iluminaba sus alas negras haciéndolas resplandecer. Se sentó a la orilla del edificio por horas, hasta que sintió una presencia.

Se giro a tiempo de ver como alguien en una larga túnica negra se materializaba. La muerte.

Los pálidos dedos de sus manos y sus pies asomaban por su túnica. Su rostro estaba encapuchado y a pesar de la luz de la luna no podía verse nada, como si un velo negro cubriera su rostro.

-Cahetel- dijo con voz ronca dando un paso hacia él.

Cahetel se puso de pie rápidamente y bajo la cabeza en muestra de respeto.

-Te falto entregarme un alma- dijo la Muerte cruzado los brazos.

Cahetel se encogió ligeramente ante su tono acusador.

-Yo…no pude hacerlo- balbuceo Cahetel.

La Muerte bajo sus brazos y cerro sus manos en puños. -¿Qué no pudiste? Tú, mi mejor ángel.

No respondió.

-Dime su nombre- exigió la Muerte.

-Aranza Whitlock-

-Escuche de ella- la Muerte avanzo hasta estar a centímetros de Cahetel y lo tomo por el cuello, haciendo que alzara la vista para que pudiera verla.-Es la chica que amas, ¿no es cierto?-

-Sí…- dijo Cahetel. El agarre sobre su cuello se hizo más fuerte y tuvo que resistir el impulso de alzar sus manos y alejarla de él.

-Quiero su alma. No me importa si la amas o no, su tiempo en este mundo ya termino.-

Cahetel recordó las palabras de Yetahel, “Nunca hagas tratos con la muerte” le había dicho, y a pesar de que sabía que era lo peor que podía hacer fue lo único que se le ocurrió. –Te ofrezco un trato…-dijo Cahetel en un susurro a causa de la mano de la Muerte que apretaba su cuello.

-¿No te dijo tu mami que no debes hacer tratos conmigo? Lástima que es demasiado tarde…- la Muerte lo soltó y se alejo de él. -¿De qué trato hablamos?

-Mi vida…por la de ella- dijo Cahetel sobándose el cuello y respirando con dificultad.

-¿Serias capaz de dar tu vida por alguien que ni siquiera sabe que existes?- pregunto incrédula.

Cahetel asintió.

-Te ofrezco algo mejor…- dijo la Muerte avanzando de nuevo hacia él. Cahetel dio un paso hacia tras de forma involuntaria, haciendo que se detuviera abruptamente.- Preséntate ante ella, cuéntale lo que eres y lo que sientes. Si ella te acepta y no sale corriendo horrorizada…entonces vivirá.

Cahetel se quedo petrificado. ¿Presentarse ante ella? Eso estaba prohibido.

-¿Aceptas?- preguntó la Muerte ofreciéndole su mano para cerrar el trato.

Cahetel dudo un momento y luego estrecho su mano.- Acepto- le dijo.


Continuara…

2 susurros:

Anónimo 27 de agosto de 2009, 17:38  

O.o quiero más me encanto, muy buen trabajo...

saludos desde chile!!

Anónimo 29 de diciembre de 2009, 17:56  

quiero saber mas de este tma