MAS VAMPIROS...AN

>> lunes, 21 de septiembre de 2009


                      15.VIDAS.


CAROL.

Dos años habían pasado des de que me marché, no había pasado ni un sólo día en que yo no pensara en Gio, en Arion y en Drew; también Lucy estaba presente en mis pensamientos, los echaba muchísimo de menos, incluso a Andrew.

Cuando me marché no me fui muy lejos, cambié de ciudad pero decidí que quería terminar la escuela, así que terminé mi año escolar. Después de eso me resultó mas difícil decidir que hacer con mi vida, lo pensé durante días y al final me marché a París.

En París comencé la universidad, me matriculé en periodismo.


Salí de mi piso del céntrico barrio de Faubourg Saint Germain, mientras bajaba las escaleras oí cómo Drácula ladraba porqué no quería quedarse sólo, me rompía el corazón dejarlo ahí pero debía asistir a clase. Cuando llegué a la calle me encontré a la portera limpiando, me saludó como todas las mañanas y hablamos durante unos minutos.

El verano en que llegué a París lo dediqué a aprender el idioma por lo que ahora ya lo hablaba perfectamente, era glorioso ser un vampiro en algunas ocasiones.

Llegué a la facultad, y os sorprenderá pero iba con retraso, así que me apresuré. Llegué a clase por los pelos ya que el profesor entró justo detrás de mi. Mis nuevos amigos y compañeros de clase Daniela, Elliot, Gabrielle y Ludovic me miraron extrañados porqué yo jamás llegaba tarde, me senté al lado de Ludovic y empecé a tomar apuntes cuando comenzó la clase.

Cuando por fin terminamos salimos todos en grupo, Elliot y Gabrielle, que eran pareja iban un poco mas adelantados rodeados de su habitual nube rosa, los demás charlábamos sobre la fiesta que había esa noche, mis amigos trataban de convencerme para salir des que nuestra amistad había empezado pero yo no había salido ni una sola noche, me llamaban bicho raro, empollona, pero no me importaba, no era nada de eso, simplemente es que tenía miedo de salir, no quería encariñarme demasiado con nadie puesto que no sabia cuánto tiempo iba a durar la estabilidad en mi vida, cuando Andrew podía volver a utilizar el vínculo para hacerme infeliz. Pero ese día Ludovic casi me estaba convenciéndome:

  • Vamos Carol, sal una noche. No creo que te vaya a pasar nada.

  • Ya lo sé que no me va a pasar nada, es sólo que no me gusta salir por las noches.

  • No mientas, seguro que has quedado con “el novio”.- mis amigos estaban convencidos de que yo salía con alguien y que me pasaba las noches con él.

  • Te repito que no tengo novio.

  • Sí claro, entonces explicame que haces por las noches.

  • Ver la tele.

  • Que aburrida. Mira ya estoy harto, te voy a venir a buscar a las 7 y mas te vale estar preparada para salir, ponte algo bonito y deja de lado estos vaqueros tan sosos.


No le contesté. Des de mi huida de casa había cambiado mi forma de vestir, ya no mas modelitos ideales, mi vestuario estaba formado por vaqueros y camisetas, zapatillas planas y cosas básicas, la vida era mas simple si yo no llamaba tanto la atención. Tampoco me maquillaba y no cuidaba demasiado mi pelo, aún así continuaba siendo bella, no espectacular pero si mas bonita de lo normal.


Me despedí de mis amigos y me fui para casa, Drácula saltó sobre mi contento de verme, después de hacerle unos cuantos mimos fue a buscar su correa para que lo sacara a pasear, la trajo en su boca y la dejó a mis pies, yo se la puse y lo saqué un rato. Cuando volvimos a casa hice la colada y luego me puse a estudiar, encendí mi portátil y revisé el correo, había email de Gio:


¡Hey Carol! No me queda mas remedio que reñirte, hace por lo menos un mes que no me dices nada, no puedes hacerme esto, te echo un montón de menos. Esto no es lo mismo sin ti, cuando vivíamos juntos pensaba que eras una tocapelotas pero ahora lo extraño.

Andrew está tranquilo siempre y cuando no salga tu nombre, con respecto a ti sigue sin entrar en razón, no lo entiendo. Intento averiguar que es lo que le pasa pero no puedo ¡es desesperante! Hay días que tengo ganas de sacudirlo hasta que hable.

El fin de semana vi a Lucy, se pasó por el Strav, me hincho la cabeza ¿es que está chica nunca se calla? Está muy guapa y me dijo que si hablaba pronto contigo que te mandara recuerdos, no he estado haciendo nada con ella, eh. ¡Lo prometo! Mi corazón sigue siendo tuyo y lo odio, yo nunca antes había estado enamorado, parezco gilipollas.¿Amar a alguien a quién hace dos años que no ves? ¡genial Gio, te has lucido!

Vale, me callo. Pero quiero que me respondas, o que me llames, no importa quiero noticias tuyas ¡ya!


Te quiero, Gio.


Otra vez aparecieron las malditas ganas de llorar, cada vez que recibía noticias de Gio o de Arion tenía unas horribles ganas de llorar y de tumbarme en la cama y no hacer nada durante horas. Le contesté el email brevemente, le dije que estaba bien pero que ocupada con las clases, que también lo echaba de menos y que le quería.

Después de eso intenté concentrarme en lo que estaba estudiando pero mis pensamientos estaban con Gio. La lavadora paró de manera que fui a poner la ropa en la secadora, luego como seguía sin muchas ganas de estudiar regué las plantas de la terraza y miré un rato la tele, estaba a punto de volver a estudiar cuando llamaron al timbre. Abrí y me encontré con Ludovic vestido para ir de fiesta, vaqueros de diseñador, camiseta estridente (le encantaban las camisetas con dibujos) y abrigo negro. Lo miré sorprendida porqué no pensé que realmente viniera a por mi:

  • Pero bueno ¿qué haces así vestida?- iba en chándal.- te dije que vendría a buscarte.

  • Yo no pensé que lo dijeras en serio.

  • Pues iba en serio, así que venga, cambiate o te llevo así.

  • Ludo de verdad, no tengo ganas de salir.

  • Me importa un comino, tu hoy te vienes de fiesta, venga.

  • ¡Eres odioso!

  • Forma parte de mi encanto personal.

  • Espera aquí, voy a cambiarme.- le dije dándome por vencida.


    Fui a mi vestidor y busqué algo decente que ponerme, el enrome vestidor estaba prácticamente vacío (algo que hubiera horrorizado a Giovanni) pero colgados en una esquina y completamente olvidados por mi había algunos de mis antiguos vestidos. Estaban un poco pasados de moda pero servirían. Elegí un Dolce & Gabbana rojo por encima de la rodilla, era ajustado y su escote bastante generoso, mientras lo abrochaba recordé que era el vestido que me había regalado Gio el día que abrió el bar. Me puse unos zapatos a juego, rojos también y de tacón alto y fui al baño para maquillarme y arreglar mi pelo, volví al vestidor a por un bolso y un abrigo y luego salí al salón, Ludovic se había sentado en el sofá, estaba fumándose un cigarrillo mientras miraba la tele.

  • Lista.- le dije. Él me miró y sus ojos se pusieron como platos.

  • Vaya Carol ¿Quién lo iba a decir?

  • ¿El qué?

  • Que escondías este cuerpazo.

  • Oh, callate.

  • No en serio, siempre he pensado que eres la chica mas guapa que había visto, pero hoy estás deslumbrante.

  • Que alegría.- le dije sarcásticamente.

  • Vale, está bien no te digo nada mas. Vayámonos.


Nos fuimos en su coche hasta el local en donde había la fiesta, cuando entramos la mayoría de personas empezaron a saludar a Ludovic mientras avanzábamos, eso era normal ya que Ludovic era un chico guapo y también simpático, en términos americanos sería así como super popular. En la universidad solíamos burlarnos de él ya que la mayoría de las chicas suspiraban por él. Después de atravesar un meollo de gente encontramos a nuestros amigos, estaban al final de la barra bebiendo unas copas y se sorprendieron de ver que Ludovic me había convencido para salir, inmediatamente sus caras de sorpresa fueron sustituidas por sonrisas.

    - ¡Carol, por fin has salido!- dijo Gabrielle.

  • Pues si, Ludovic es un pesado, no he podido decirle que no.

  • Al final el plasta de Ludo ha servido para algo.- todos reímos. Me quité el abrigo y fui a colgarlo. Cuando volví mis amigos estaban tan sorprendidos como Ludovic.

  • ¡Que cambio!- dijo Daniela.

  • Dicen que o renovarse o morir, ¿no?

  • Eso dicen.


Continué charlando con mis amigos, hablamos de las clases, también hicimos bromas e incluso bailamos. Acompañé a Daniela al baño y justo en el momento en que abandonamos nuestra compañía masculina un chico se acercó a hablar conmigo, el chico era mono y Daniela me dejó hablando con él:

  • Te he estado buscando toda mi vida.- me dijo.

  • Vaya, pues no me parece que hayas estado buscando mucho tiempo.- le contesté, el chico no podía tener mas de 20.

  • Cierto, pero han sido unos años de búsqueda muy intensa.

  • Claro, pareces cansado.- el se rió.

  • Jean-Luc.- me dijo ofreciéndome la mano.- mis amigos me llaman Luc.

  • Carolina.- le dije estrechando su mano.- mis amigos me llaman Carol.

  • Bonito nombre. ¿No eres francesa, verdad?

  • Soy española.

  • Eso aún me gusta mas.

    Justo en ese momento sentí su presencia, sentí sus ojos clavados en mi nuca. Me giré y si, él estaba allí.



GIOVANNI.

Las horas, los días, los meses pasaban lentos sin ella. Poco mas de dos años habían pasado des de su marcha y yo seguía sin poder acostumbrarme, para un vampiro dos años eran como dos días pero esos últimos dos años para mi habían sido como dos siglos.

Carol había mantenido su promesa de mantenerse en contacto conmigo, pero no lo hacía muy a menudo y cuando lo hacía sus palabras eran breves, generalmente prefería mandarme correos electrónicos ya que en una ocasión me dijo que oír mi voz era demasiado duro para ella. También había sido duro para mi oír su voz.


Normalmente me pasaba el día fuera de casa, en el bar, trabajando. Y cuando cerraba, buscaba siempre alguna excusa para no volver a casa, todo allí me recordaba a ella, por otro lado, estaba Andrew, seguía sin comprender que era lo que le pasaba. Conmigo se comportaba mas o menos bien siempre y cuando no mencionara a Carol, el jamás lo hacía. Seguía saliendo con Alba, que era muy maja y parecía encantada con él, no era extraño porqué con ella, él se comportaba como siempre había sido.

Lo mas extraño que había sucedido des de la marcha de Carol es que Arion había empezado a frecuentar el bar, se pasaba por allí casi todos los días, la mayoría de días varias veces. Se sentaba en un taburete y hablaba conmigo durante horas, no quería reconocerlo pero me estaba empezando a gustar ese tipo.

Era un día de esos en que me estaba deprimiendo a mi mismo pensando en ella cuando Arion apreció por le bar:

  • Chico que mala cara.- me dijo.

  • Como si la tuya fuera mucho mejor que la mía.

  • Venga, no ta hagas el duro conmigo, se que en el fondo me quieres.

  • Tanto como a Fidel Castro.

  • ¿Tanto?- me dijo bromeando.

  • A ti un poquito mas.

  • ¡Bien! ¿Qué te cuentas?

  • ¿Qué me voy a contar? Pues que vivo con un vampiro amargado.

  • Bueno, yo vivo solo que también es triste.

  • Ya pero yo soy un encanto y tu eres un borde de mierda.

  • Perdona ¿Quién está siendo ahora el borde?

  • Vale, yo.

  • Chico listo. ¿Te haces un billar?

  • Venga.- y jugamos al billar.

  • ¿Oye y has sabido algo de Carol?

  • Ahora hace días que no. ¿Tu?

  • Tampoco.

  • Menuda mierda.

  • Pues sí. He estado pensando en ir a verla.

  • No se si va a hacerle mucha gracia.

  • Lo sé, pero si ella no dice nada...

  • Ya...


Nos pasamos toda la tarde jugando al billar y hablando de manera interrumpida ya que alguien debía atender a los clientes.

Esa noche volví tarde a casa, cuando llegué encontré a Andrew y Alba en el sofá viendo la tele. Les saludé con un “ei” y me fui a mi cuarto. Estaba empezando a pensar que la idea de ir a ver a Carol no era nada mala. Le mandé un email a Carol, luego puse música y me senté delante de mis lienzos.



ANDREW.

Después de dos años seguía sin poder perdonar a Carol. Cierto, no me había portado bien con ella pero es que ella se había portado peor conmigo. Y la muy...perra...ni si quiera se daba cuenta.

Encima el colgado de Giovanni, el tipo se compadecía de ella y me echaba toda la culpa a mi. Gio, en todos esos años, siglos, no se había enamorado ni una sola vez y va y tiene que enamorarse de la única persona a quien me gustaría destruir. ¡Mi gozo en un pozo!


Terminé mis clases en el instituto, Alba me estaba esperando quería que la acompañara a comprar unos muebles para su casa. Ella me besó apasionada y yo la rodeé con mis brazos y la subí hasta mi altura.

  • ¡Eh profe, no te la comas!- gritó alguno de mis odiosos alumnos.

  • Tira para casa.- le contesté. Cogí de la mano a Alba y nos fuimos. En el coche puse rumbo al Ikea.

  • ¿Te importa que pasemos a por mi hermana y luego la llevemos a casa?

  • Claro que no. ¿Dónde, en su instituto?

  • Sí.- llegamos al instituto de la hermana de Alba, Laia y la llevamos a su casa. Después de dejarla fuimos a por los muebles.- El domingo es el cumpleaños de mi madre, quiere que vayamos a comer.

  • ¿El domingo?

  • Sí.- aún no había conocido a sus padres.- Quieren conocerte, hace ya tiempo que me lo dicen y ya no puedo darles mas largas.

  • Pues vamos entonces.

  • ¿No te importa?

  • Claro que no.

  • ¡Eres un cielo!

  • Si, me apuesto lo que quieras a que tus padres no van a pensar lo mismo.

  • Claro que si, a mi madre le encantarás.

  • Ya estoy temblando.

  • A ti te haría temblar yo.- me dijo riendo.

  • Hmm, me gustaría saber como.

  • Luego te lo enseño.

  • ¿Tiene que ser luego?

  • Sí, ahora quiero ir a comprar muebles.


Y puesto que Alba era muy testaruda fuimos a comprar los muebles. Cuando estábamos dando vueltas por el interior del establecimiento me mandaron un mensaje de texto al móvil, era de Giovanni “me voy unos días, volveré pronto” decía.

¿A dónde iría ahora ese lunático?