Tierra de Vampiros (Cuarto capitulo)

>> miércoles, 6 de enero de 2010

Andrew abrió la puerta a su invitada solo para que esta le diera la espalda con un pequeño jadeo saliendo de sus besadles labios.
--¿Qué pasa pequeña?
--Tu… estas desnudo.
El recargo en el umbral de la puerta se cruzo de brazos y levantando una ceja perversamente dijo – Para lo que vamos hacer no necesito ropa… o ¿ya te arrepentiste?
--No – respondió firmemente ella mientras se daba la vuelta para encararlo.
Misha entro a la casa tratando con todo su empeño de no verlo. El tenia razón no necesitaban ropa pero al verlo desnudo la sorprendió, ella se sentó en el sillón y Sheila salto a su regazo.
--Creo que le gustas – comento el – normalmente es huraña con los desconocidos – se encogió de hombros y señalando la pequeña cocina continuo - ¿Quieres comer algo?, compre un poco de comida para ti.
--No.
--Ok entonces pasemos a los negocios – Andrew se coloco delante de ella provocando que su rostro ardiera –Pequeña ni si quiera puedes verme sin sonrojarte, ¿segura que quieres esto?
Misha se obligo a verlo. ¿Cómo demonios no se iba a sonrojar si él era el tipo más bueno que había visto en su vida?
Sus hombros y pecho eran amplios y firmes, su abdomen estaba decorado con ocho pequeños y suculentos cuadritos y sus caderas terminaban con esa V de los hombres.
V que Misha quería recorrer con la lengua, sus piernas eran largas, musculosas y bien torneadas y su trasero… No había otra forma para describirlo que no fuera “perfectamente comestible” y su polla era E-N-O-R-M-E. Misha se había impresionado al ver la de Nick, había pensado que era grande pero ahora al ver la de Andrew pensaba que la de Nick no era más que pequeña… y ¡joder! La polla de Andrew aun estaba dormida, ella no pude evitar morderse el labio inferior al pensar que tamaño tendría cuando despertara.
--Quiero esto – respondió ella con convicción.
--Bien, entonces desnúdate.
Misha vacilo pero armándose de valor coloco a Sheila en el sillón y comenzó a sacarse la ropa.

Andrew no había despegado de ella ni un solo segundo la mirada, ella iba a comenzar a quitarse el sostén pero él la detuvo.
Si era sincero consigo mismo aceptaría que se sentía atraído por la pequeña mujer que estaba delante de él, ¿pero quién no lo estaría? Ella era maravillosa, tanto que se tomo su tiempo para admirarla.
Ella estaba fabulosa con ese sostén rojo que apenas y podía sostener sus perfectos pechos y esa tanguita no cubría lo necesario.
Se moría por probar de nuevo su sabor.
--Bien – dijo él con voz ronca – Las reglas son las siguientes, no follare ese coñito tuyo, si quieres parar di… gato, ¿alguna duda? – Ella negó lentamente con la cabeza –Entonces ven aquí – Cuando la tuvo enfrente suyo le susurro al oído – hoy te enseñare a recibir placer, ¿estas lista?

Ella asintió antes de que el comenzara a besar su cuello y como en la primera noche que lo hizo, su lengua prendió fuego en su piel.
Andrew mordisqueo la clavícula de ella y después ataco sus pechos sobre la delgada tela del sostén.
Misha grito cuando él le mordió el pezón, sin poder esperar más para probarla Andrew le quito el sostén y tal y como pensó sus pechos eran deliciosos, tenían el tamaño perfecto para sus manos y sus cimas eran pequeñas y rosadas.
Torturo un pezón masajeándolo y girándolo entre sus dedos y cuando lo tuvo tan duro como una piedrecita se lo llevo a la boca.
Misha grito mientras él se amamantaba de ella, el chupo y mordió un pecho y luego paso al otro, el roce de sus colmillos con su tierna piel la volvía loca.

El torturo deliberadamente por varios minutos sus pechos antes de bajar una mano por entre sus cuerpos para posarla en su húmeda tanguita.
--Por favor – gimió ella al sentirlo.
-por favor ¿Qué pequeña?
--Tócame.
--Ammm… estas tan húmeda – Andrew aparto la tela húmeda para poder acariciar sus pliegues, ella tembló en respuesta, el la tomo de la cintura para acercarla más a él y poder deslizar un dedo en su interior.
Sin poder contenerse más Misha se corrió. El la sostuvo mientras su cuerpo se convulsionaba con espasmos de placer.
--¿Cuántas veces quieres correrte hoy pequeña? – pregunto mordisqueándole la oreja. Ella estaba recuperándose de su orgasmo por lo cual no pudo contestarle – Respóndeme pequeña.
--¿solo digo un numero y ya?
--Solo di un numero ya – le respondió el mientras soltaba su cabello para poder pasar los dedos por el cómo fantaseo hacerlo desde el primer momento que la vio
--Hmm… ¿tres?
El rio – Un número muy pequeño, ¿no crees?..., apostemos mejor por un seis, ¿te parece?
La respuesta de ella fue un gemido ya que el comenzó a follarla con su dedo, su ritmo era suave y lento, luego comenzó a acelerar el ritmo al mismo tiempo que tomaba un pezón en la boca… Pasados unos minutos Misha volvió a correrse
--Dos – dijo él con una sonrisa en los labios.
Las piernas de ella estaban fallando así que cuando él la cargo inmediatamente rodeo su cintura con sus piernas.

Andrew lamio sus pechos antes de cargarla para colocar su centro contra su dolorosa hinchazón, ella se retorció al sentirlo. El vampiro envistió suavemente contra ella mientras labia sus exuberantes pechos. Con muchísimo cuidado la coloco en el suelo enfrente de la chimenea, le separa las piernas para poder colocarse entre ellas, volvió a atacar sus exquisitos pechos y fue bajando una mano por entre sus cuerpos para poder acomodar su erección a modo que pudiera envestir justo en su centro.

Misha se sintió desfallecer con cada envestida que el daba, su erección golpeaba directamente su centro y odio enormemente la tanguita que hacía de barrera entre ellos.
Ella solo pudo aferrarse a los hombros de él cuando volvió a correrse.
--Tres – gruño él.

Andrew recorrió todo el cuerpo de Misha con la boca antes de quitarle la húmeda tanguita
--No muerdas tu labio – le advirtió el lástima que Misha en su nube de felicidad apenas y lo oyó, el volvió a deslizar otro dedo en ella, pero esta vez solo fue para bañarlo en sus líquidos y poder expiárselo por todo su sexo y si ella había sentido placer al ser follada por un dedo no se comparaba en nada con lo que él hizo a continuación.