Tierra de Vampiros (Quinto capitulo)

>> jueves, 21 de enero de 2010

Andrew olio el dulce aroma de la humedad de ella antes de tomarla con la boca.
Ella grito salvajemente mientras él hacia maravillas con su lengua. Era la más exquisita de las torturas y no quería que llegara a su fin.
Enterró sus manos en los risos de él y se mordió el labio para tratar de controlar su cuerpo.
Las lengüetadas de Andrew variaban de velocidad, empezaban siendo lentas y recorriendo todo su sexo para después hacerse rapidas como si estuviera disfrutando de un helado.

Ella se retorcía mientras pequeños jadeos salían de su garganta, el hizo sus caricias mas lentas para después succionar su clítoris.
Misha mordió mas fuerte su labio inferior cuando el dio un suave mordisco a su clítoris mandándola a una explosiva liberación.

Andrew el sujeto mientras que su cuerpo se convulsionaba – cuatro – gruño él.
El vampiro se puso de pie y fue hacia la cocina y ella no pudo reprimir un lloriqueo al ya no sentirlo. Su cuerpo ardía y estaba segura que el único que podía bajar su calentura era Andrew.
Todo su cuerpo temblaba por el deleite de sus orgasmos, así que sujetándose del sillón se puso de pie.
--¿Adonde vas?
Se sobresalto al oírla. – Estoy llena de sudor, me gustaría limpiarme.
--¿para qué? – Andrew comenzó a caminar hacia ella llevando consigo una bolsa de papel en los brazos.
A él también lo cubría una capa de sudor.
Normalmente Misha odiaba a los hombres sudados pero con Andrew era diferente. El no lucia sucio si no al contrario. Verlo sudado era la cosa más erótica que Misha había visto en su vida, era como si las pequeñas gotas que recorrían ese perfecto cuerpo la estuvieran invitando a probarlo.
--¿Pequeña?
--Bueno… ¿te molestaría si uso tu baño?
Andrew arqueo una ceja al oírla – ¿para…? O ya entiendo quieres que acabemos en la ducha – dejo la bolsita en la mesa de centro – Buena idea, no sé por qué no se me ocurrió.
--¿Acabemos? – Pregunto ella con excitación – ¿No habías acabado ya?
Andrew rio – te dije que serian seis y apenas llevamos cuatro, así que no. Aun no acabamos.
Con solo oírlo Misha volvió a mojarse. ¿Cómo era posible que lograra ponerla así con solo palabras?

Andrew fue por ella y enterró la cara en su cuello. – Mmm… hueles delicioso – comento antes de enterrar uno de sus largos dedos en ella – No muerdas tu labio – volvió a advertir mientras la volvía a recostar en el suelo.
Misha enterró sus manos en los perfectos rizos de él, mientras tanto Andrew se amamantaba de ella.
Pasados varios minutos, el se estiro para tomar la bolsa de donde saco una lata de crema batida. Misha no sabía cuál era su intención pero cuando lo descubrió lo disfruto en grande.

Andrew expandió toda la crema por el pequeño cuerpo de Misha.
Cuando termino se levanto sobre sus codos observarla. Ella permanecía acostada, con sus brazos al costado dejando que el manipulara su cuerpo a su placer. Su piel – bajo la crema batida – estaba sonrojada, sus labios estaban húmedos e anchados por sus besos y sus ojos estaban oscuros por la lujuria.
El bajo lentamente hasta los pies de ella y encontrando su mirada comenzó a lamer sensualmente sus pies para quitar la crema.

Pasaron veinte minutos antes de que Andrew terminara de saborear a Misha. Ambos estaban jadeando y cubiertos de sudor.
Andrew lamio lo último de la crema de los labios de ella antes de fundirse en un devastador beso.
Un beso que mando a ambos a un mundo donde solo existían ellos dos.
Un mundo donde solo eran un hombre y una mujer, no un vampiro y una humana.

Misha abrazo a Andrew mientras su beso hacia un caos en ella.
Andrew mordisqueo suavemente su labio mientras ella recorría su cuerpo con las manos.
La pequeña pelirroja acuno su firme y suave trasero en sus pequeñas manos, se moría por darle un mordisquito ahí. Su pensamiento se desquebrajo cuando sintió su erección golpeándola en el interior de su muslo. Jamás en toda su vida había deseado sentir a un hombre en su interior, pero ahora mismo se moría por tener a Andrew profundamente enterrado en ella.
Sin siquiera pensarlo, expandió sus dedos en su trasero y lo atrajo hacia ella mientras movía las caderas para darle la bienvenida pero el al ver su intención rompió el beso y se alejo un poco de ella.
--Pórtate bien pequeña – la reprendió con voz ronca.
--Por favor – jadeo ella – por favor Andrew… te necesito.
Andrew comprendió que ya había jugado lo suficiente con ella y era tiempo de acabar antes de que cediera a su deseo y terminara dentro de ella.

--Te voy a dar lo que necesitas – le murmuro al oído antes de enterrar un dedo mas en el dulce interior de ella.
Misha comenzó a buscar aire al sentirlo. – Más – gimió – Andrew más.
El rechino los dientes al oírla. Por supuesto que quería darle más pero no podía.
Andrew sujeto a su pequeña estudiante de la cadera con una mano firme para impedir que se siguiera moviendo mientras deslizaba un dedo más en ella. Tomo uno de sus deliciosos pezones en su boca e inicio un ritmo frenético que minutos después lleve a la pequeña mujer a su tan esperada liberación.