Tierra de Vampiros (Octavo capitulo)

>> miércoles, 17 de febrero de 2010

--¿Se puede saber qué te pasa?
Misha levanto la cabeza al escuchar la voz de Charlotte.
--Nada.
--¡y un infierno! Mish llevas dos jodidas semanas así, ¿Qué diablos te pasa?
--¿Así como?
Misha sabía que esa pregunta era inútil pues sabía perfectamente a que se refería su amiga. Llevaba dos semanas sumida en sí misma. Al principio le había echado la culpa a los malditos exámenes, pero por más que intentara mentirse sabía la verdad.
Echaba de menos a Andrew y si que eso era una putada, es decir apenas había convivido dos noches con él.
¡Dos fantásticas noches!
Se recordó a sí misma.
-Mish, ahí viene Nick.
Misha miro como el alto y mediamente musculoso Nick llegaba a su lado.
--Cariño – saludo Nick con su voz ronca
Misha respondió con una tenue sonrisa algo contraria a la ardiente sonrisa que Charlotte le dedico al chico.
Nick ignoro a Charlotte y se concentro en Misha – ¿sabes amor? Creo que te mereces una segunda oportunidad – Misha lo miro boquiabierta – no pongas esa cara cariño, mejor prepárate por que tu y yo lo intentaremos de nuevo… y ya sabes lo que pido.
Misha ni siquiera supo que responder y por fortuna no tuvo que hacerlo pues Nick ya se había marchado, no sin antes lanzarle una mirada lasciva a Charlotte.
--Joder Misha – salto Charlotte – es lo que habías estado esperando ¿no?
Misha lo pensó detenidamente. Si, la respuesta era si, después de la desastrosa noche que tuvo con Nick había esperado… ¡No! Había anhelado una segunda oportunidad. ¿Entonces por qué no se sentía tan feliz ahora que la tenía?
--¿Misha?
--Charlotte, no sé si…
--Aun eres virgen ¿verdad?, no te preocupes yo te enseñare como satisfacer a un hombre… claro que si quieres aprender será mejor que un hombre te enseñe. Aun no entiendo porque no fuiste al Succubus tal y como te le recomendé.
--Si fui – se defendió Misha levantándose de la mesa donde había estado sentada durante toda la mañana.
--Claro – respondió en tono de burla Charlotte mientras también se ponía de pie – pero no entraste. Vamos Mish necitas ir si no quieres perder a Nick, ¿o ya no lo quieres?
Ignorante de la mirada de deseo de su amiga, Misha trato de descifrar en el embrollo de su cabeza.

Había deseado a Nick desde la secundaria, pero él jamás se había interesado en ella, hasta ahora y justo cuando lo hacia ella lo echaba a perder. Nick era lo que Misha había deseado y era justo que ella se sacrificara por el… o al menos eso creía
--Lo quiero – le respondió a Charlotte no muy segura de ella misma.
--Ok, entonces tú y yo iremos al Succubus para encontrarte un maestro.


Andrew estaba hasta la madre de aburrido. Ya no sabía qué hacer para distraerse.
Llevaba dos infernales semanas así y maldito él, pero sabía que era lo que deseaba para entretenerse.
--No es tuya – se recordó por… ¡joder había perdido la cuenta!
Y es que ese pensamiento llevaba persiguiéndolo desde que la pequeña pelirroja dejo su apartamento.
--Es lo mejor para ella – otro pensamiento que se había tenido que recordar frecuentemente.
Lástima que aun no lograba que la razón le llegara y es que si, Andrew sabía que había hecho lo correcto al alejarla pero aun así no había momento en que no ansiara el cuerpo de su pequeña.

Andrew se levanto del diván de la biblioteca y comenzó a pasearse una vez más por toda la habitación mientras pasaba los dedos por sus enredados rizos.
--No me mires así Sheila – le reclamo a la gata que estaba acostada en una toalla negra. Para ser exactos la misma toalla que la pequeña pelirroja había usado.
Andrew había descubierto la toalla en su cama, el abría querido conservarla pues aun llevaba el aroma de su pequeña, pero su maldita gata se la había robado y no se separaba de ella.
Era como si Sheila también se hubiera encariñado con la pelirroja.
Andrew había enloquecido cuando descubrió lo que el animal había hecho, pero por más que ocultaba la toalla la gata siempre terminaba encontrándola.
Sheila le maulló con pereza mientras se retorica sobre la toalla.
Maldita gata – pensó Andrew mientras caminaba hacia ella para tratar de arrancarle la toalla pero tal y como hacia siempre la gata se erizo y le siseo mostrándole los colmillos.
--Traidora – respondió Andrew mostrando sus propios colmillos.
Si era sincero consigo mismo reconocería que estaba molesto porque la gata podía regodearse en el aroma de su pequeña mientras que el solo podía conservar el recuerdo de su pequeño cuerpo y el sonido de sus gritos de placer.

--Deja de pensar en ella – se regaño.
Pero claro que era más fácil decirlo que hacerlo, pues desde que había visto a la pelirroja en brazos de Ron no había podido sacarla de su cabeza.
--Ron – exclamo cuando por fin encontró su medio para olvidar.
Andrew se volvió hacia Sheila – Saldré un par de horas.
En respuesta la gata restregó más su cuerpo a la toalla.
--¿Sabes? Conozco un par de vampiros que disfrutan enormemente la sangre de gato.
Con esa amenaza Andrew salió para buscar un boleto directo al olvido. Ok seria un olvido muy corto pero al menos lo distraería un par de horas o al menso eso esperaba.

1 susurros:

hermanas Bennett 18 de febrero de 2010, 13:43  

hola iza, me encnata esta historia tuya pero me gustaria que continuaras con el secreto pues creo que somos muchos lo que nos quedamos deseando mas.
saludos