APRENDER A VIVIR...AN

>> martes, 10 de noviembre de 2009

CAPITULO 2.


De verdad que odiaba la física, no había manera en que yo comprendiera lo que me estaban explicando, era realmente difícil. Terminé la clase frustrada y de mal humor. Encima Tyson que era “mi compañero” no había aparecido por clase y el tenía que ayudarme con los ejercicios. Me dirigí sola hacía la cafetería en donde tenía que encontrarme con Haley, ella estaba en la mesa de siempre hablando con su hermano,dejé mi bolsa y fui a por algo de comer, luego me senté:

  • ¿Qué te pasa?- me preguntó Haley.

  • Nada, que estoy frustrada porqué siguen sin salirme los malditos problemas de física. Y me duele la cabeza de pensar y encima Tyson no ha aparecido.

  • Alex, respira.- me dijo Haley.- vamos, respira, inspira, respira, inspira...

  • Como si eso sirviera de algo.

  • Si que sirve.- en ese momento entró Tyson en la cafetería, era fácil verlo debido a su enrome altura. Iba con unos vaqueros pitillo negros, una camiseta de manga corta también negra y gafas de sol oscuras. No llevaba libros ni nada, pero de su espalda colgaba la funda de una guitarra y supongo que dentro estaba la guitarra. Llegó hasta nuestra mesa y se dejó caer en una silla.

  • ¿Se puede saber donde estabas? se suponía que tenías que ayudarme con los problemas de física- le dije.

  • Oh, callate, tengo una resaca espantosa.- dijo apoyando su frente en la mesa.

  • Pero bueno tio ¿Qué te ha pasado?- le preguntó Dylan.

  • Ayer tocamos en una fiesta de cumpleaños pija y bueno, había barra libre así que ya te puedes imaginar.- contestó Tyson.

  • Iré a buscarte un café.- Dylan.

  • Que sea doble.

  • Lo se.


En cuanto Dylan estuvo de vuelta los chicos se pusieron a divagar de manera que Haley y yo hicimos lo mismo, era casi la hora de volver a clase cuando la misma chica alta, morena y escultural que se había lanzado al cuello de Tyson el día que lo conocí se acercó a nuestra mesa. Andaba con paso decidido mirando fijamente a Tyson, se plantó delante de él y le dio un bofetón en toda la cara:

  • ¿Pero que haces, loca?- le dijo el pasándose la mano por el tortazo. ¿Qué le habría hecho Tyson? ¿dejarla, ponerle los cuernos...?

  • ¿Tu sabes la noche que me has hecho pasar? ¡Mamá ha estado a punto de llamar a la policía!- espera ¿ha dicho mamá? Me parece que he dejado mi imaginación demasiado libre.

  • ¿Qué? ¿Pero mamá no estaba en Newport?

  • Tuvo la feliz idea de volver antes.

  • Ai Dios...voy a estar castigado hasta que me salgan canas.

  • Pues si, le tuve que decir que me había enviado un sms y que te quedabas a dormir en casa de Dylan porqué cuando te digo que iba a llamar a la policía lo dije en serio.

  • Ah, bueno así no pasa nada.

  • Si pasa idiota. Se suponía que tu debías quedarte en casa para cuidarme y como no estabas estarás castigado igual.

  • ¡Eso es una mierda! Tienes 15, puedes quedarte sola en casa.

  • Eso digo yo.

  • Bueno, vale. Ahora vete enana. Y como me vuelvas a dar otra leche de estas de juro que te rapo mientras duermes.

  • Te odio.

  • Lo se.- y se marchó.

  • Ai- suspiró Dylan.- ¿Cómo puede tu hermana estar tan buena?

  • Tu, aparta tus lascivos pensamientos de mi hermanita. Eso no lo pienses cochino.- le dijo Tyson muy serio.

  • Lo intentaré.¿pero podrá ella apartar los suyos de mi pecaminoso cuerpo?- dicho esto se levantó y se fue, Tyson se levantó también y empezó a seguirlo.

  • Están locos.- dijo Haley.

  • La hermana de Tyson es muy guapa.- dije.

  • La verdad es que si, da mucha rabia verla. Aunque tu no tienes nada que envidiarle.- me contestó.

  • No claro que no, ella solo es alta, con un pelazo y unos ojos verdes preciosos. ¿Ah y he mencionado ya que tiene un cuerpo escultural?

  • Tienes razón. Pero tu también eres muy guapa, hasta Dylan lo dice.

  • Creo que tu hermano se siente atraído por todo ser que camine sobre dos piernas.

  • Cierto.


Dicho eso nos levantamos y nos fuimos charlando a clase. Cuando llegamos a la clase de arte la profesora nos hizo pintar un bodegón...odio los bodegones, pero bueno, una tiene que hacer lo que le dicen. Después de esa clase tenía literatura que paso lenta ya que lo único que hicimos fue leer Hamlet y yo ese libro ya me lo sabía de memoria. Luego historia y cálculo, donde me encontré con Tyson que hacía una cara horrible y finalmente lengua con la señora Smith en dónde iba con Haley, Tyson y Dylan. Cuando sonó la campana salimos todos juntos charlando animadamente, bueno, todos menos yo. Odiaba los fines de semana puesto que mi padre no trabajaba y estaba mas rato en el bar y llegaba mas borracho a casa lo que era peor para mi:

  • ¿Vas a venir esta noche?- me dijo Haley sacándome de mis ensoñaciones.

  • ¿Qué? ¿Dónde?- pregunté.

  • Vamos a ir todos a Santa Mónica, ya sabes, la playa.

  • No, lo siento. No puedo ir.

  • ¿Vamos, por qué no?

  • Tengo que quedarme con mi hermana.

  • Que se venga.- dijo Dylan.

  • ¡Tiene ocho años!

  • ¿Y no puede quedarse con nadie, qué pasa con tu madre y tu padre?- Haley.

  • Mi padre es un inútil y mi madre está muerta.- dije secamente.

  • ¡Oh! Lo siento, Alex.

  • Da igual.

  • Si cambias de opinión tienes mi numero.- dijo Haley.

  • Claro.


En el aparcamiento nos separamos y fuimos cada uno a buscar su correspondiente coche. Miré la hora y me di cuenta que hablando, hablando se me había hecho tarde.

Cuando llegué al colegio de Chloe todos los niños ya habían salido y ella estaba sentada en las escaleras esperándome:

  • Lo siento, peque. Se me ha hecho tarde.- le dije sentándome a su lado.

  • No pasa nada, tampoco he esperado mucho rato.

  • ¿Vamos a casa?

  • Sí.


Y fuimos a casa, una vez allí Chloe no dejó de dar la brasa hasta que acepté ir a dar un paseo y a comer un helado. Salimos y decidimos ir a pie puesto que había una heladería cerca de casa. Íbamos caminando con Chloe charloteando sobre su día de escuela cuando al pasar por delante de una casa oí que me llamaban:

  • ¡Alex, eh, Alex!- me giré buscando quien me llamaba y fue entonces vi a Tyson. Estaba viniendo des de su casa hacia nosotras. Y en ese momento me acordé.

  • ¡Oh Dios! Tu eras el pirado.- le dije.

  • ¿Qué?

  • El día que llegué te vi, sentado en el corta césped,con gafas de buceo y cantando a todo pulmón.

  • Ah...bueno, cada uno corta el césped como quiere ¿no?

  • Ya, pero...

  • ¡Oye! ¿Y tu quién eres?- le preguntó Tyson a Chloe.

  • Chloe.- contestó mi hermana.

  • Yo soy Tyson.- le dijo Tyson ofreciéndole la mano. Mi hermana se la dio y Tyson le dedicó una tierna sonrisa.- ¿Y a dónde ibais?

  • A comer un helado.- Chloe.

  • ¿Puedo venir?

  • ¿Puede?- preguntó Chloe mirándome con ojitos de cordero degollado.

  • Si no hay mas remedio.- Entonces nos pusimos otra vez en marcha, primero Chloe iba a mi lado pero esa pequeña traidora me abandonó para ir y aferrar-se a la pierna de Tyson.

  • ¡Eres muy alto!- oí que le decía mi hermana a Tyson.

  • No tanto, es solo que tu eres muy pequeña.- le dijo Tyson amablemente. Chloe se lo quedó mirando durante unos segundos mas.

  • ¿Me subes?- le preguntó de repente.

  • ¿A dónde?- dijo él.

  • A caballito.- Chloe.

  • Chloe, no.- le dije.

  • ¿Por qué?- preguntó ella haciendo un puchero.

  • Pues porqué no debes ir por ahí molestando a la gente.

  • No importa.- dijo Tyson. Entonces la cogió y la sentó en sus hombros.

  • ¡Vaya!- dijo Chloe.

  • No deberías de haberlo hecho.- le dije a Tyson, pero en el fondo estaba contenta de que mi hermana se lo pasara bien.

  • ¿Por qué no?

  • Porqué esto es consentirla.- le dije.

  • Dejala, es pequeña, tiene derecho a que la consientan.

  • Cierto.

  • Si quieres luego te subo a ti, pequeñaja.- me dijo con una sonrisa. Yo puse los ojos en blanco.


Llegamos a la heladería y pedimos nuestros helados, Chloe y yo nos pedimos uno de chocolate y Tyson pidió un batido. Estuvimos hablando un buen rato, le pregunté sobre su castigo y me dijo que no había sido para tanto, que solamente tendría que ocuparse de las tareas de la casa por una semana. Cuando terminamos nuestros helados decidimos ir un rato al “parque” con Chloe. Tyson insistió en pagar y después de mucho discutir se salió con la suya.

En el parque no se quien se lo pasó mejor, Chloe o Tyson jugando con ella, se pasó toda la tarde dejándose hacer de todo por mi traviesa hermana. La empujó en los columpios, bajó con ella por el tobogán, persiguió palomas junto a ella e incluso jugó con ella y otros niños a “padres y madres”. La verdad es que me reí un buen rato viendo todo eso y cuando me di cuenta ya era casi la hora de la cena:

  • Chloe, es hora de irse.-le dije.

  • ¿Tan pronto?- protestó ella.

  • Te has pasado la tarde jugando, es casi la hora de la cena. Así que no te quejes, señorita.

  • ¡Está bien!- y empezamos el camino de vuelta a casa. Mientras caminábamos para casa, Chloe no paraba de bostezar y sus ojos se veían pesados.

  • ¿Tienes sueño?- le pregunté.

  • Sí.- dijo asintiendo con la cabeza.

  • ¿Quieres que te lleve?- le pregunté. Ella volvió a asentir.

  • Deja que yo la lleve- dijo Tyson.- al fin y al cabo es culpa mía que esté tan cansada.- Tyson la cogió en brazos y inmediatamente mi hermana se agarró a él y se durmió.

  • Yo podía llevarla.- le dije.

  • Lo sé, pero para mi es menos esfuerzo.- contestó.

  • Parece que te gustan mucho los niños.- le dije.

  • Me encantan. Lo hacen todo fácil.

  • La verdad es que si...-dije.

  • La quieres mucho ¿verdad?

  • Muchísimo.- le contesté.- yo tenía su edad cuando mi madre murió al darla a luz y siempre he cuidado de ella. Si algo le pasara, si alguien le tocara un pelo.- dije pensando en mi padre haciéndole a ella lo mismo que me hacía a mi.- me volvería loca.

  • A mi me pasa lo mismo con la loca de mi hermana.- contestó Tyson.- la verdad es que hay días en las que tengo ganas de matarla yo mismo, pero la quiero mucho y eh, que nadie toque a mi hermanita.

  • Yo creo que después de hoy Chloe se ha enamorado de ti.-Los dos reímos y seguimos charlando apaciblemente hasta llegar a mi casa.- bueno -le dije ya en la puerta- gracias por el helado y por entretener a Chloe.

  • No hay de que.- dijo.- yo también me lo he pasado bien.

  • Si, ya se que lo has pasado tu mejor que ella.- le dije riendo.

  • Muy graciosa.- me dijo pasándome a Chloe.- sabes, deberías reírte mas.- me dijo.- estás mas guapa.- y empezó a irse.- te veo el lunes -Gritó.


Sonreí y sacudí la cabeza y me volví para entrar en casa. Entonces lo vi, mi padre estaba en casa mirando por la ventana. Sus ojos clavados en mi y una mirada que hizo estremecerme de miedo. Por un momento pensé en salir corriendo en dirección contraria pero sabía que eso solo empeoraría las cosas así que tragué saliva y entré en casa, mi padre no me dijo nada lo que solo empeoraba las cosas. Subí las escaleras para ir a dejar a Chloe en su cama y volví a la cocina para empezar a preparar la cena.

Estaba plantada delante del frigorífico mirando lo que podía hacer para la cena cuando sentí su presencia detrás de mi:

  • ¿Quien era ese?- me preguntó. Y en ese momento yo sabía que dijera lo que dijera estaba a punto de desatarse.

  • Un compañero de la escuela.- le contesté en un susurro.

  • ¿Te lo estás tirando, zorra?- preguntó alzando la voz.

  • No, claro que no.- dije con pánico.

  • ¡No mientas!- y pum, su mano voló hasta mi cara dándome un tortazo que casi hizo que me estallara la cara.

  • ¡No estoy mintiendo! Lo juro. Chloe y yo nos lo hemos encontrado por casualidad, vive aquí cerca.

  • ¡Llevas una semana en el instituto y ya has dejado que el primero que te habla te folle? ¡Eres una puta!- dijo agarrándome del pelo.

  • ¡No me he acostado con el!

  • ¿Cómo no vas a hacerlo? Si el lo único que sabes hacer.

  • Te prometo que no he hecho nada.

  • ¡Basta!- y me dio un puñetazo en el estomago que me cortó la respiración e hizo que cayera al suelo.- Ahora arrodillate y haz lo único que sabes hacer bien.- dijo mientras abría sus pantalones y se la sacaba. El muy hijo de puta ya estaba excitado. Lo miré con pánico y el volvió a agarrarme el pelo con violencia y me jaló hacía el- ¡no me mires así pequeña zorra y haz lo que te digo!

  • Por favor, no.- dije.

  • A el no le dijiste esto. Hazlo.

  • Por favor.- volví a suplicar.

  • Si no lo haces tu voy a ir a buscar a tu hermana.¿Y tu no quieres eso, verdad?

  • ¡NO!- dije yo aun con mas pánico.- yo lo haré.

  • Bien y ten cuidado con los dientes.


Sintiendo asco, desesperación y frustración, me arrodillé y empecé a hacerle la felación que me estaba obligando a hacer. Cada vez que me veía obligada a chuparle su asquerosa polla sentía nauseas, arcadas convulsionaban mi cuerpo pero tenía que reprimir eso ya que en una ocasión había vomitado sobre él y había sido horrible. Me golpeó hasta que perdí en conocimiento y pasé una semana casi sin poder moverme, por suerte eso había sido la noche de navidad hace tres años y puesto que no había escuela nadie me había visto.

Seguí con esa horrible humillación hasta que el se cansó, entonces volviéndome a coger del pelo me obligó a levantarme y me golpeó contra la mesa de la cocina, me forzó para que me inclinara sobre ella, de espaldas a el y golpeando mi cabeza contra la mesa. Ese golpe me dejo medio atontada lo que el aprovechó para bajarme los pantalones. Cuando me di cuenta de lo que iba a hacer empecé a forcejear pero él puso su mano sobre mi cuello y con sus piernas separó las mías y empezó a violarme.

Entró en mi sin ningún miramiento por lo que me hizo gritar de dolor. El dolor era insoportable y las lagrimas no paraban de salir de mis ojos haciéndolo todavía mas humillante. Durante las primeras embestidas grité de dolor, pero luego recordé que Chloe estaba durmiendo arriba y empecé a morder mi mano para sofocar mis aullidos.

Con cada una de sus profanaciones no solo sentía que mi cuerpo se desgarraba si no que también sentía que mi alma se rompía en mil pedazos que seguramente jamás se podrían volver a rejuntar.

Finalmente me quedé inmóvil sintiendo solamente el dolor, los jadeos de mi propio padre y sus manos mancillando mi cuerpo. Al fin sentí que él convulsionaba sobre mi y después de saciarse se volvía a colocar su ropa. En cuanto abandonó la cosa me permití desplomarme al suelo.


El suelo de la cocina estaba frío en contacto con mi piel, pero a mi no me importaba. Estaba tumbada en el suelo abrazando mis rodillas y llorando como hacía tiempo que no lloraba, sin duda esa había sido una de las peores veces. Mi cuerpo y yo estábamos acostumbrados al dolor pero está vez había sido brutal, yo estaba sangrando y ni tan siquiera me importaba. Me quedé ahí tirada sintiéndome sucia, rota y como una mierda durante no se cuanto rato. Después de ese tiempo recordé a Chloe y obligué a mi cuerpo a moverse. Me levanté como pude y cuando empecé a andar sentí una punzada de dolor, la ignoré y me arrastré escaleras arriba hasta llegar al baño. Me quité toda la ropa y entré en la bañera, dejé que el agua caliente me limpiara y que calmara algo de mi dolor, me limpié y froté mi piel hasta que prácticamente me la arranqué. Después me sumergí completamente y grité sabiendo que mi gritó de desesperación.

Salí de la bañera, me sequé y me puse el pijama. Luego me tomé la pastilla que me tomaba todas las noches para evitar quedarme embrazada de mi propio padre. Al menos eso no se lo podía reprochar, des de que me había venido mi primer periodo se había asegurado de una manera o de otra no dejarme embarazada jamás. Me miré en el espejo y por suerte mi cara estaba bien. Luego bajé otra vez a la cocina y después de limpiarla a conciencia con lejía le prepare algo de cena a Chloe, nada para mi ya que estaba segura de que en ese momento no podía ingerir nada. Fui a despertar a Chloe y ella se zampó la cena en un pispas, luego hice que se pusiera el pijama y se lavara los dientes y se volvió a dormir.


Me encerré en mi cuarto y como estaba segura de que no podría dormir empecé a hacer las tareas del instituto, cuando las terminé era mas de medianoche dije para mi misma . Después de ese pensamiento cogí un libro y me puse a leer, mientras leía me quedé dormida.


Por la mañana me despertó Chloe que entró en mi habitación como un torbellino. Trepó hasta mi cama y me abrazó:

  • Feliz cumpleaños, Alex.- gritó mi hermana.

  • Gracias cariño.- le dije yo dándole un beso.

  • ¡Te he hecho un dibujo!

  • ¡A ver!- y ella me mostró el dibujo orgullosa, en él había un pastel y tres figuras “humanas”.

  • Esta eres tu.- dijo señalando una.

  • ¿Y esta? ¿eres tu?- le pregunté señalando la mas pequeña.

  • Sí.- dijo ella contenta.- y este de aquí es Tyson.- dijo señalando la figura mas alta.

  • ¿Tyson?- le pregunté sorprendida.

  • Sí, el es nuestro amigo¿no?

  • Claro.

  • ¡Pues por eso lo he dibujado, tonta!- dijo riendo como si eso fuera lo mas obvio del mundo.

  • Es verdad cielo. Muchas gracias, me encanta.

  • ¿De verdad?

  • Claro. ¿Desayunamos?

  • Sí.- dijo ella emocionada.- ¿Podemos comer crepes?

  • Claro que si, cielo. Ahora los preparamos las dos juntas ¿deacuerdo?

  • Vale.

  • ¿Has arreglado tu cama?

  • No...

  • Pues ve a arreglar tu habitación y cuando termines nos encontramos en la cocina.


Y mi hermana fue a hacerse la cama mientras yo también arreglaba la mía. Cuando me levanté sentí mi cuerpo dolorido pero era un dolor llevadero. Arreglé mi habitación y después bajé a la cocina y empecé a buscar todos los ingredientes necesarios para hacer los crepes. Cuando los tenía todos apareció Chloe dispuesta a convertirse en mi pinche de cocina. Agarró una silla y se subió a ella para llegar a la encimera. Hicimos la pasta de los crepes y después de dejarla reposar menos tiempo del que debía estar reposando hicimos los crepes de chocolate. Nos comimos uno cada una y masoquistamente dejé preparado uno para mi padre, guardé la pasta restante en la nevera y luego limpie todos los cacharros que habíamos utilizado.

  • ¿Y que quieres hacer hoy?- le pregunté a Chloe.

  • ¡Podíamos ir a la playa!- dijo ella entusiasmada.

  • No se Chloe...no se como llegar allí y Los Ángeles es muy grande.

  • Jó...-protestó, la pobre llevaba toda la semana queriendo ir a la playa.- llama a Tyson, seguro que viene con nosotras y el sabrá como llegar.

  • Cariño, Tyson seguro que tiene cosas que hacer.

  • No es justo ¡Yo quiero ir!

  • Bueno...voy a llamar a mi amiga Haley y a preguntarle si quiere ir.

  • ¡Bien!- subí a mi habitación a buscar mi móvil y llamé a Haley, su móvil sonó y sonó pero ella no contestaba. Entonces probé con el numero de su casa.

  • ¿Diga?- contestó un hombre.

  • Hola ¿está Haley?- preguntó.

  • ¿De parte de quién?- en todas las familias hay un curioso.

  • Soy Alex.

  • ¡Ei, hola!- dijo el hombre entusiasmado, entonces supuse que era Dylan.

  • Hola Dylan.

  • ¡Oh, me conoces!

  • Hombre...dado a que creo que tu padre no mostraría este entusiasmo al hablar conmigo puesto que no me conoce he supuesto que eras tu.

  • Chica lista.

  • Bueno ¿está Haley?

  • Un momentín. Haleeeeeeey.- oí que gritaba.- ahora se pone.- y en unos segundos Haley estaba al teléfono.

  • ¿Si?

  • Haley, ei soy Alex.

  • ¡Hola chica! ¿Qué haces?

  • Nada, acabo de desayunar.

  • Así como yo.

  • Oye ¿tienes algo que hacer hoy?

  • Pues no, la verdad es que no.

  • ¿Quieres ir a la playa?

  • ¡Claro!

  • Genial, es que bueno...mi hermana quería ir pero no estoy muy segura de como llegar de manera que he penado que quizá te gustaría acompañarnos.

  • Me parece una idea estupenda. ¿Te parece si quedamos en media hora en el instituto?

  • Me parece perfecto.

  • Pues nos vemos entonces.


Le comuniqué a mi hermana que íbamos a ir a la playa y ella se puso a saltar como una loca. La mandé a lavarse los dientes y a vestirse y yo hice lo mismo. Me puse el bañador debajo de unos vaqueros cortos y una camiseta negra de tirantes, cogí un par de toallas y las puse en una bolsa. Chloe ya estaba lista cuando bajé a recibidor de manera que dejamos una nota a mi padre y luego nos fuimos en mi coche hasta el instituto. Ahí estaba Haley esperándonos en su escarabajo amarillo descapotable. Le presenté a mi hermana y ella puso rumbo a la playa. Una vez allí extendimos nuestras toallas y nos sentamos al sol. Mi hermana y Haley en sus bañadores y yo aún con mi ropa puesta. El día fue bastante divertido puesto que Haley era todo un caso, para comer nos compramos unos perritos y patatas, después de eso incluso nos bañamos y Haley babeó por el cuerpo de muchos chicos que iban por la playa.


Cuando volvimos a casa Chloe estaba realmente cansada pero hoy también se había divertido mucho. Estábamos las dos en el baño, yo me duchaba mientras ella se secaba el pelo cuando me preguntó:

  • ¿Mañana vamos a ver a Tyson?

  • No cariño, no creo.- le respondí.

  • ¿Por qué no?

  • Pues porqué Tyson tiene muchas cosas que hacer.

  • Pero yo quiero verlo.

  • Pues te aguantas Chloe, no puedes salirte siempre con la tuya.- le dije demasiado alto.

  • Está bien.


En ese momento me dio pena por mi hermana pero yo no podía volver a ver a Tyson fuera de la escuela. No tenía nada en contra de él, al contrario pero no podía permitir que mi padre lo volviera a ver cerca de mi. No estaba dispuesta a volver a vivir una noche como la de ayer. Y era ese el motivo por el cual no tenía amigos. Tener amigos implicaba sufrir y yo ya sufría demasiado.




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APRENDER A VIVIR...AN

>> domingo, 8 de noviembre de 2009


CAPITULO 1.


Después de dos días había limpiado toda la casa y pintado todo. Ahora la casa tenía un mejor aspecto. Como había terminado por la mañana mi padre prometió ir a buscar un coche para mi esa misma tarde. Comimos la comida que yo preparé y luego fuimos en autobús a ver coches, el coche claramente no iba a ser nuevo de manera que no esperaba encontrar ninguno que me gustara, miramos mucho para mi, mi padre había decidido quedarse para él un Mercedes, era un modelo antiguo pero se veía en buen estado. Yo no conseguía encontrar un coche decente para mi hasta que vi un Ford Mustang, negro, descapotable y de... 1980, oh mierda, por un momento me había creído que podía ser el modelo de 1965. pero no, es igual de todas formas era el que mas me gustaba y el precio era adecuado de manera que me lo quedé.

Volvimos a casa en nuestros coches, Chloe por supuesto conmigo. Llegamos y yo limpie mi nuevo coche, me costó media hora, después me puse a hacer la cena. Cenamos y después empezó otra maldita noche...



Era lunes y era el día en que empezaba las clases, me levanté temprano ya que no había podido dormir mucho, como siempre había tenido pesadillas. Fui al baño para darme una ducha, cuando salí me envolví en una toalla y me miré al espejo. No me gustaba nada mi aspecto, era morena tanto de tez como de cabello, el cabello lo llevaba corto hasta el cuello y con un flequillo corto, mis ojos eran marrones, casi negros. Era bajita y delgada pero en plan flaca y lo único que me gustaba de mi era el lunar que tenia debajo de mi ojo izquierdo. Me gustaba porque mi madre había tenido uno igual. En general me parecía bastante a ella, los mismos rasgos medio-hawaianos, pero ella había sido mucho mas guapa, recuerdo que su cabello era largo y que sus rasgos eran atractivamente exóticos. Yo era una mezcla mala entre mi madre y mi padre.

Recordé que era el primer día de escuela y después de pasar el peine por mis cabellos fui a mi habitación a vestirme. Me puse unos vaqueros simples y una camiseta de manga corta, blanca de mi grupo favorito Coldplay, en la camiseta solo ponía “Viva la vida” en letras negras. Era irónico que yo precisamente llevara esa camiseta, pero no podía hacer mas, adoraba esa canción. Desperté a Chloe y mientras ella se vestía yo prepare el desayuno, cereales, no había tiempo para complicarse la vida. Fui a ayudar a mi hermanita a terminar de vestirse y desayunamos rápidamente, después de eso cogimos nuestras bolsas y la lleve a la escuela. Hable con su profesora y le dije que yo era quien la traería y recogería, por suerte entraba y salía media hora después de mi por lo que no habría de haber ninguna complicación, pero quería hablar con ella para asegurarme de que no la dejarían sola si algún día yo tenia problemas a la hora de recogerla. Después de eso me fui pitando a mi instituto, gracias a Dios había tenido la precaución de buscar las escuelas el día antes por lo que llegué sin complicaciones.

En el momento en que bajé del coche supe que ese instituto iba a ser otra de mis pesadillas. Mi instituto en NY era bastante normal, es decir un edificio con cancha de baloncesto y poca cosa mas. Ese era inmenso, solo el aparcamiento era como todo mi otro instituto y en el aparcamiento había tantos coches “pijos” que me dieron ganas de coger mi vieja chatarra y huir de allí. Si mi nuevo instituto que era público y en una zona de clase social media tirando a baja tenía esos coches y esa pinta ¿cómo serían los otros? Le eché valor y empecé a caminar hacía la entrada, de camino me crucé con un par de animadoras, fantástico animadoras...lo que me faltaba ¡ahora si que tenía ganas de huir! Entré y busqué la consergeria, no me costó demasiado encontrarla y una vez allí di mi nombre y me dieron mi horario. Subí al tercer piso para ir a mi primera clase, Literatura, cuando yo llegué la clase ya había empezado por la que desgraciadamente todo el mundo se fijó en mi, le expliqué quien era al profesor y él me mandó a sentarme al único pupitre libre de la clase. Algunos de mis compañeros me miraron durante un rato, pues seguro que les fascinaba mas que lo que decía nuestro profesor pero enseguida dejaron de hacerlo, había cosas mas interesantes que mirar, por ejemplo el suave movimiento de la roña que había en la ventana.

La clase terminó y me levanté junto a todo el meollo de gente y me fui a mi próxima clase, arte, en el horario ponía aula de arte, pero no tenía ni idea de dónde estaba, me acerqué al profesor que estaba ordenando sus cosas y se lo pregunté, el me dijo que estaba en el ultimo piso ¡Genial a subir mas escaleras! Las subí y cuando llegué arriba del todo por poco necesito que me pongan una mascarilla de oxigeno. Por suerte la clase aún no había empezado por lo que no fue tan embarazoso. En esa clase eramos casi todas chicas y pasó bastante rápido, cuando sonó la campana recogí mis cosas y una de mis compañeras se acercó a hablar conmigo:

  • Hola.- me dijo.- soy Haley.

  • Yo soy Alex.- le contesté. La chica parecía maja, era rubia con ojos azules pero no parecía una “animadora” vestía unos shorts vaqueros y una camisa de cuadros, el pelo rubio lo llevaba un poco mas largo que yo cortado de forma desaliñada. Si, definitivamente parecía bastante normal.

  • ¿Eres nueva, no?

  • Eh...sí.- puede que la chica no tuviera muchas luces.

  • Cierto ¡Que preguntas mas idiotas hago!- dijo llevándose una mano a la cabeza. Yo sonreí.- bueno ¿Qué clase tienes ahora?

  • Historia, creo.

  • También es la mía, vamos te acompaño.- fuimos a la siguiente clase.- ¿Así cómo es que has aterrizado aquí?

  • Me he mudado des de Nueva York.

  • ¡Vaya! Siempre he querido ir a Nueva York. Tiene que ser genial.

  • Bueno, no está mal.

  • No pareces muy entusiasmada.

  • Es que vivía en Queens.- ella se rió.


Nos sentamos juntas en clase de historia y luego fuimos a comer. Durante la comida Haley no dejó de hablar, me hizo un resumen de la gente, señaló el centro del comedor donde había un montón de chicas rubias con manicuras perfectas, minifaldas de marca y tacones. Con ellas había chicos con cortes de pelo perfectos y cuerpos bien tonificados:

  • Esos son los megapopulares.

  • Se les ve.

  • Cierto. Los de la izquierda están muy colgados.

  • ¿Drogas?

  • Sí. a su lado están los empollones...- continuó etiquetando a la gente durante todo el almuerzo.

  • ¿Y esa mesa?- le pregunté yo. En el otro extremo había una mesa toda de chicos y estaban armando un jaleo impresionante.

  • Oh, esos son mi hermano y sus amigos. Se puede decir que son neutros, se llevan bien con todos.


Se terminó la hora de comer y Haley se fue a su clase de astronomía ¿Qué persona es su sano juicio escogía astronomía? Y yo me fui a clase de gimnasia. Fui por primera vez a mi taquilla y intenté abrirla, y digo intenté porqué primera que estaba demasiado alta para mi y segunda que ese cacharro no se abría:

  • ¿Necesitas ayuda pequeñina?- dijo una voz masculina a mis espaldas. El chico no esperó mi respuesta y abrió con facilidad mi taquilla. Eso me molestó al igual que me llamara pequeñina.

  • No hacía falta, yo podía.- le respondí secamente sin mirarlo.

  • Si claro.- dijo mofándose. Me giré y me encontré con un pecho a la altura de mis ojos. Miré hacía arriba y el tipo era jodidamente alto.- soy Tyson.- dijo con una sonrisa.

  • Vale.- le dije.


Tiré mis libros de historia y literatura dentro de la taquilla, la cerré y me fui al gimnasio. El profesor de gimnasia me dio mi equipo y fui a cambiarme. En el vestidor me encontré con todas las rubias oxigenadas, me miraron y su cara de asco era tan grande como la mía. Me cambie la ropa rápidamente y salí al gimnasio. Por lo que pude ver esa era la clase mas variada en cuanto a gente. Estaban por supuesto las animadoras que había visto en los vestuarios, algunos de sus amigos “atletas” que estaban hablando con ellas, también había algunos empollones, rastafaris, colgados y ¡Oh mierda! Estaba el chico torre que había abierto mi taquilla. A su lado había un chico obviamente mas bajo de pelo rubio y ojos azules que me recordó inmediatamente a Haley, puede que fuera su hermano. Los dos me miraban con abierta curiosidad y sonreían. Yo miré para otro lado.

La clase empezó y el entrenador nos hizo correr, yo odiaba correr, no estaba para nada en forma y a la segunda vuelta ya estaba medio asfixiada. Nos hizo dar diez vueltas al gimnasio y cuando terminamos temí seriamente por mi vida, mire al chico torre y le vi fresco como una rosa, empezaba a odiarlo seriamente. Luego el profesor Jackson nos dividió en dos grupos y sacó un balón de baloncesto. ¡Genial, otro deporte para gente alta! En mi grupo estaba el chico torre, su amigo/ hermano de Haley, algunas de las rubias oxigenadas y dos rastafaris. El juego empezó y misteriosamente todas los balones eran pasados al chico torre que los lanzaba a la canasta con gran maestría.

Al fin el entrenador paró el juego y nos envió a las duchas, me duché rápido, me vestí y me fui a mi siguiente clase, cálculo, en esa clase por suerte o por desgracia pude ver que el chico torre también estaba. Le dije quien era al profesor y ese maldito bastardo hizo que me presentara a la clase:

  • Eh, bueno hola.- dije incómodamente.- mi nombre es Alexandra Owen y si, como supongo que ya sabréis si tenéis el mínimo de coeficiente intelectual requerido para hacer la secundaria en un instituto normal soy nueva. Me he mudado de Nueva York y no tengo mayor ilusión en la vida que hacerme super amiga de todos vosotros.- dije irónicamente. La mayoría me miraron como si estuviera loca pero el chico torre se rió.

  • Dudo que tu y yo podamos ser amigas.- dijo una de las rubias animadoras que no había entendido la irionia.- dudo que seamos del mismo planeta.

  • Vaya que lastima.- dije con sarcasmo.- ¿Si me tiño el pelo y me opero la nariz entonces podremos ser amigas?- le contesté.

  • ¿Estás insinuando algo?- dijo con rabia.

  • ¿Yo? No que va. ¿Puedo sentarme?- le dije al profesor.

  • Eh...claro.- dijo un poco confundido por todo lo que había pasado.


Fui a sentarme a una de los pupitres vacíos y me golpeé mentalmente por no haberme mordido la lengua. Tenía que aprender a contener mi cinismo si no un día la cosa iba a terminar muy mal.

La clase pasó lenta y me vi atascada en un horrible problema matemático, suspiré frustrada cuando se terminó la clase porqué no había conseguido resolverlo, recogí mis cosas y salí del aula:

  • Creo que no te sentaría bien el pelo rubio, ah y me gusta tu nariz tal y como está.- dijo el chico torre que se había puesto a caminar a mi lado.

  • ¿De verdad?- le dije fingiendo emoción.- menos mal que me lo has dicho, no se si mi vida hubiera podido continuar si tu no me hubieras dicho que te gustaba mi nariz.

  • ¿Te he hecho algo malo? ¿He aparcado al lado de tu coche y lo he rallado sin darme cuenta?

  • ¡Ty!- gritó de repente una chica morena, de ojos verdes, pelo largo y cuerpo escultural.- te he estado buscando todo el día.- y se lanzó a su cuello.


Seguí andando a mi siguiente y ultima clase en donde me reencontré con Haley. Me senté a su lado y esa clase fue un poco mas llevadera que las otras. Le conté lo sucedido en mi clase de cálculo y ella se río durante un buen rato. Cuando sonó la campana salimos las dos juntas, ella tuvo que ayudarme con mi taquilla ya que yo seguía sin poderla abrir y ella era mas alta que yo, tampoco es que hiciera falta mucho ya que yo medía 1,50 metros. Una vez en el aparcamiento nos despedimos y yo me subí al coche para ir a buscar a Chloe a la escuela.


Llegué unos minutos antes de que mi hermana saliera, de manera que la esperé. Cuando empezaron a salir el resto de niños la busqué con la mirada y la vi salir contenta cogida de la mano de otra niña, cuando ella me vio de despidió de la otra niña y vino a mi encuentro dando saltitos:

  • Veo que has hecho una amiga.- le dije agachándome para quedar a su altura y darle un beso.

  • Sí, se llama Emma y va a mi clase. También es nueva en el colegio.

  • Vaya, que casualidad. De seguro que seréis muy buenas amigas.

  • ¿Tu has hecho alguna amiga?- me dijo mientras subíamos al coche.

  • Sí, creo que si.

  • ¿Y cómo de llama?

  • Se llama Haley.

  • Me gusta su nombre, seguro que es simpática.

  • Si que lo es. ¿Y dime, qué tal tus otros compañeros?

  • Son simpáticos.

  • ¿Y tu maestra?

  • También es muy simpática. Se llama Elle, es muy guapa.

  • ¿Y te ha puesto deberes?

  • Algunos.

  • Pues ahora en cuanto lleguemos a casa los hacemos ¿vale?

  • Vale ¿Después podre ver la tele?

  • Si los haces bien sí.

  • ¡Genial!


Llegamos a casa y tanto Chloe como yo nos pusimos a hacer en la mesa del comedor las tareas que nos habían mandado. Yo me estrujé el cerebro para resolver ese maldito problema que no había resuelto en clase pero finalmente me salió. Chloe de vez en cuando me preguntaba algo y yo la ayudaba. Terminamos bastante pronto de manera que permití a Chloe ver la tele mientras yo salía al jardín para arreglarlo un poco, había muchas malas hierbas que arrancar. Después de un par de horas lo dejé y fui a ducharme y a preparar la cena. Se hacía tarde y mi padre no llegaba de manera que Chloe y yo cenamos y luego la mandé a dormir.

Sabía lo que me esperaba esa noche y estaba aterrorizada, me metí en la cama y empecé a temblar. Quería relajarme e intentar dormir pero era algo imposible. Finalmente oí la puerta de casa cerrarse de un portazo. Mi miedo se incrementó.


Por la mañana mi cuerpo estaba dolorido y yo ni tan solo había dormido, pensando en Chloe me levanté de la cama como pude y me arrastré hasta la ducha. Dejé que el agua caliente me calmara un poco y cuando salí de la ducha me miré al espejo. Mi cara estaba bien pero el resto de mi cuerpo estaba recubierto de moretones. Me peiné y fui a vestirme a mi habitación, vaqueros y camiseta de manga larga. Fui a despertar a Chloe y a preparar el desayuno, como era bastante pronto preparé tortitas, desayunamos y luego nos fuimos.


Llegué al instituto aun con mi cuerpo dolorido y me encaminé a mi primera clase. Para que mi mala suerte siguiera allí me encontré con el chico torre, busqué un sitio para sentarme y el único que por desgracia había libre era el de su lado, suspiré y fui a sentarme a su lado. Saqué mis cosas y me dediqué a hacer círculos en mi cuaderno. El chico arrastró su mesa hasta unirla con la mía, yo le fulminé con la mirada y el me dijo con una sonrisa:

  • Me he dejado el libro.¿puedo sentarme contigo verdad, pequeñaja?

  • ¿Tengo otra opción?

  • No. Ahora dime ¿te he hecho algo malo?

  • La clase va a empezar.


Y la clase empezó. Definitivamente odiaba la física, no conseguía que me saliera ninguno de los malditos ejercicios. Tyson miraba mi hoja de ejercicios y se reía, luego volvía poner su vista en la suya y después de unos minutos miraba otra vez la mía y se volvía a reír. Al final no pude aguantar mas:

  • ¿De qué te estás riendo?

  • De ti.- dijo mirándome a los ojos.

  • ¿Te parecen graciosos mis ejercicios?

  • No, lo que me parece gracioso es que te irrites tanto porque no te salgan.

  • ¡Eres tu el que me irrita!

  • Sí, y ahora ya se porqué.

  • ¿Ah si? Pues venga listo.

  • Te molesta que yo sea alto y que ayer tuviera facilidad para hacer algo que tu no podías hacer. Te irrita que alguien te ofrezca ayuda porque te da rabia no poder hacer las cosas solas.- mierda, el tio me había calado. Abrí la boca pero no se me ocurrió nada que decir.- Oh ¿ves como tenía razón?

  • No la tienes.

  • Por supuesto que la tengo, pequeñaja.- y recalcó esa ultima palabra.

  • ¡Deja de llamarme así!

  • ¡Te molesta, te molesta! Tengo razón.- mofándose.

  • Sí, me molesta.

  • Bien, el primer paso en cualquier terapia es reconocerlo.

  • Y eso lo sabes porqué tu irás a muchas terapias.- le dije desafiándolo.

  • La verdad es que solo he ido a dos. A una para dejar de fumar y la otra para superar mi adicción al sexo.- mi boca se abrió automáticamente. Él se rió.- Era broma, jamás he ido a terapia, lo he visto por la tele. Todo eso de hola me llamo Mike y soy alcohólico. En tu caso habrías de decir”hola me llamo Alexandra y soy bajita”.

  • Yo no soy bajita, soy normal. Eres tu el que tiene un problema, chaval.

  • Bueno...puede que yo sea mas alto de lo normal, pero tu sin duda eres mas bajita de lo normal.

  • Claro, claro...

  • Vamos Alexandra, no te enfades conmigo. Ayer no lo hice con mala intención. Solamente pretendía ayudar. ¿Aceptas mis disculpas?- dijo poniendo una sonrisa angelical.

  • Las acepto. Pero eso no significa que seamos amigos.

  • ¿Y si me tiño el pelo y me opero la nariz?- me reí ante eso.

  • Puede...- sonó la campana y Tyson y yo salimos hablando de la clase. Caminamos juntos por el pasillo hasta nuestra siguiente clase, en la puerta nos encontramos con Haley.

  • Hola rubia.- le saludo él.

  • ¡Hola!- le dijo Haley mientras se le iluminaba la cara. Luego me vio a mi.- Alex, hola.

  • ¿Qué tal?- le dije a modo de saludo.

  • Bien ¿conoces a Ty y no me lo habías dicho?

  • Bueno, yo no diría que nos conozcamos. Mas bien hemos coincidido en el instituto.- dijo él.

  • Ah, bueno. Supongo que es normal.

  • Oye- dijo Tyson cambiando de tema- ¿Dónde está tu hermano? Me dijo que teníamos esta clase juntos.

  • Oh bueno, ya le conoces...debe de estar con alguna de sus “amiguitas”.

  • Este chico no aprende.- en ese momento apareció por el extremo del pasillo el “hermano” de Haley, su cabello rubio estaba despeinado y su camiseta estaba del revés.- ¡Dylan!- exclamó Haley.-¿Se puede saber de dónde vienes?

  • Del baño.- contestó el con total normalidad.

  • ¿Y se puede saber que hacías en el baño?

  • ¿Tu que haces normalmente en el baño?- contestó él como si estuviera ofendido.

  • Dylan.- le dijo Tyson- no intentes disimular, llevas la camiseta al revés.

  • ¡Vaya!- dejó su mochila en el suelo y se quitó la camiseta dejando atónitas a la mitad de chicas que había cerca de él, a todas menos a Haley y a mi. Aunque no me causara ninguna sensación tenía que reconocer que el chico estaba muy bien. Su piel era bronceada y tenía una muy definida tableta de chocolate.

  • ¿Intentas que la mitad de las chicas del instituto te violen a la salida?- le preguntó Tyson.

  • No necesito mostrar mis atributos para que las chicas de este instituto me deseen.- Haley bufó.

  • De verdad que no se a quién te pareces.- le dijo.

  • Al tio Joe, soy igualito a él.- entonces el tal Dylan puso sus ojos en mi.- ¿Y tu quién eres, ricura?- levanté una ceja y le miré con incredulidad.

  • Ella es Alex y dejala en paz.- dijo Haley.

  • ¿Por qué?- preguntó Dylan haciendo un puchero.

  • ¿Tu estás tonto? ¿No has visto como te acaba de mirar? Si las miradas mataran ya estarías muerto.


En ese momento llegó la profesora, que era una mujer bajita, bueno, de mi estatura, estaría ya a punto de jubilarse. Entramos y yo me senté con Haley. La Sra. Smith empezó la clase y digamos que fue varias veces interrumpida por Tyson y Dylan ya que no paraban de armar jaleo:

  • ¡Dylan, Tyson! ¿No pueden dejar de hacer el imbécil?

  • No pueden ir en contra de su naturaleza.- dije yo para mi misma. Haley me escuchó y empezó a reírse de manera exagerada.

  • ¿Se puede saber de que se ríe, Haley?- le preguntó entonces la Sra. Smith.

  • Oh, lo siento. Es que mi compañera ha dicho una verdad como un templo.- Haley.

  • ¿Y cuál es esa verdad?

  • Que esos dos no pueden ir en contra de su naturaleza.- para mi sorpresa a la profesora se le escapó una carcajada.

  • ¿Cómo te llamas?- me preguntó a mi.

  • Alex.

  • Alex, creo que nos vamos a llevar bien.


Dicho esto, siguió con la clase. Después de esa Haley y yo nos fuimos a nuestra clase de arte y luego fuimos a almorzar. Después de comprar nuestra comida Tyson nos llamó para que nos sentáramos con ellos. Fuimos a sentarnos con ellos y dejé que Haley se sentara al lado de Tyson porque estaba claro que ella estaba interesada en él y mirándolo objetivamente era un chico guapo. Moreno, con los ojos azules y con pómulos y mandíbula marcada. Pero también era extremadamente alto...y delgado:

  • ¿Qué clase tienes después, chiquitina?- me preguntó.

  • Alemán.- dije haciendo una mueca por lo de chiquitina,

  • ¿Has escogido Alemán?- dijo Haley como si yo estuviera loca.

  • Sí, ya hice Español en Nueva York y me gusta aprender idiomas.

  • Estás loca.

  • Eh, no soy yo la que hace astronomía.


Pasamos la hora del almuerzo hablando animadamente y cuando sonó la campana me fui en busca de la clase 48. Cuando llegué mis compañeros ya estaban entrando, entré y el único sitio libre era al lado de un chico que tenía toda la pinta de ser un jugador de rugby, era moreno y su pelo estaba perfectamente peinado, sus ojos eran verdes y llevaba unos pantalones cortos con muchos bolsillos y un polo Ralph Lauren:

  • ¿Está libre este sitio?- le pregunté.

  • Claro, todo tuyo.- me dijo sin mucha emoción. Yo me senté.-¿Cómo te llamas?- me preguntó.

  • Alex, ¿Y tu?- le pregunté mas por educación que por otra cosa.

  • Kevin.¿Se te da bien el alemán?

  • No lo se, es el primer año que hago.


Esa clase y las siguientes pasaron lentas, la ultima era gimnasia de manera que me dirigí a los vestidores a cambiarme, me puse la ropa de deporte encerrada en el baño y cuando salí de los vestidores el entrenador nos dijo que iríamos al campo. En mi otro instituto no había campo de césped y el de este, era enorme, podría decirse que era un mini estadio. El entrenador nos mandó correr y luego nos hizo jugar al béisbol. Mi equipo iba perdiendo cuando me tocó batear. “Intenta darle” gritó Tyson des de la quinta base. Sacudí la cabeza, porqué si había un deporte que se me daba bien era el béisbol. Le di a la primera y la pelota salió disparada hacia el otro lado del campo, tiré el bate y empecé a correr mientras mis compañeros que estaban esparcidos por las bases hicieron lo mismo. Todos pudimos completar la carrera.

  • Wow. Eres una maquina.- dijo Tyson antes de abrazarme. Fue instintivo.

  • No me toques.- le dije empujándolo. Mi corazón latía con fuerza y sentí que mis ojos se llenaban de lagrimas pues su abrazo había apretado mis golpes de la noche anterior.

  • Perdona.- me dijo extrañado.

  • No pasa nada.- le dije recuperando la compostura.- Es solo que tengo daño en la espalda.

  • Ah.- dijo.


En ese momento el entrenador nos mandó a las duchas, me fui del campo velozmente y me cambié de ropa otra vez encerrada en el baño. Salí deprisa para el aparcamiento y me subí al coche, una vez allí deje que mis lagrimas salieran. Eran lagrimas de frustración, frustración por no poder ser normal, frustración por no poder hacer nada por cambiar mi vida. Frustración por qué era mi mismo padre el que había hecho que no tolerara el contacto físico con nadie, era su culpa el hecho de que me estremeciera ante el mínimo roce de alguien y era su culpa el hecho de que yo deseara la muerte cada día de mi vida des de los ocho años. Ocho años, los mismos que ahora tenía mi hermanita, mi hermana, la única razón por la que yo seguía adelante, ella era el motivo por el cual yo no me había escapado de ese infierno, el motivo por el cual no me había quitado la vida. Dos años, dos años me quedaban por soportar todo eso, en cuando cumpliera los 18 la cogería a ella y nos iríamos de casa de nuestro padre. Ella y yo comenzaríamos una vida nueva lejos de abusos y malos tratos.






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